Pensamos para dejar de pensar

¿Solo un juego de palabras?

@mavromou
4 min readNov 1, 2020

Un día Nasrudín encontró a un fatigado halcón posado en el antepecho de su ventana.
Jamás había visto un pájaro igual.
— Pobrecito — dijo — . ¿Cómo es posible que te hayan permitido llegar a este estado?
Cortó las garras del halcón, le enderezó el pico y le recortó las plumas.
— Ahora te pareces más a un pájaro — dijo Nasrudín.

Lo que un pájaro debería parecer” Las hazañas del incomparable Mulá Nasrudín, Idries Shah

Cuando conocemos el camino dejamos de prestar atención y conducimos de manera automática “sin pensar”.

Para lograr esto tenemos que hacer lo que mejor hacemos, que es lo que -hasta ahora- nos diferencia de las máquinas, pensar. Pensamos porque es innato en nosotros, porque es la manera en que tenemos de construir conocimiento, de aprender, de acumular experiencias, de interactuar con nuestro entorno, de interpretar la realidad, es de alguna forma la manera de sorprendernos. Este proceso es innato y se va desarrollando y consolidando a lo largo de nuestra vida, pero también se va automatizando. Y eso a veces es bueno en muchas de las acciones que llevamos a cabo en nuestra vida cotidiana, pero también representa un peligro. Este automatismo hace que dejemos de cuestionar si nuestros esquemas de pensamiento siguen resultando válidos para resolver los problemas actuales.

Nuestro entorno cambia, cambian las condiciones de contexto, las reglas de juego, los modelos de negocio, la tecnología, cambia la cultura de las organizaciones, de los países, cambian los pensamientos universales, los paradigmas científicos, cambia el rol de la mujer en la sociedad, cambia la definición de género humano, y muchas tradiciones ancestrales cambian porque las vemos con otros ojos. Cambiamos todos los átomos de nuestro cuerpo cada siete años. Cambia, todo cambia, como dice la canción, para no citar la famosa frase “lo único constante es el cambio”. En cualquier caso, Heráclito tenía razón “Todo fluye, nada permanece”.

En este cambio, nosotros debemos cambiar, hacemos lo que decimos que vamos a hacer, y decimos lo que pensamos. Entonces, si el cambio demanda nuevas acciones, demanda hablar sobre nuevos conceptos, y por ende, pero sobre todo, demanda pensar de forma diferente. Después de varios siglos de modificar nuestro entorno y cambiarlo para que se adapte a nuestras necesidades y más tarde a nuestros deseos, tenemos que cambiar para seguir haciendo lo mismo, esa es la paradoja. Es este mismo entorno de artefactos y artificios creados por los humanos, el que pareciera haber tomado vida propia y como consecuencia de esa hipálage algunos de nosotros nos resignamos a adaptarnos a él. Tal como los animales se adaptan a la naturaleza para sobrevivir, pareciera existir en nosotros dicha resignación, en lugar de hacer lo que nos es naturalmente humano, cambiar nuestro entorno para vivir mejor, o en el peor de los escenarios sobrevivir.

Pensar fuera de la caja es una de las recomendaciones más conocidas en el mundo de la creatividad. De este consejo podemos extraer muchas conclusiones, pero seguramente todas ellas giran alrededor del hecho de pensar diferente. Si tomamos esto de pensar diferente como un objetivo propio y reflexionamos un poco, no vamos a tardar en darnos cuenta que, para poder pensar diferente, necesariamente tenemos que saber cómo pensamos. Es lógico, pensar diferente sí, pero diferente a qué?

Pero si la pregunta es “cómo pensamos?”, después de pensar un rato, vamos a llegar a la conclusión de que no es una pregunta fácil de responder, entonces qué? nos resignamos…? No. Vayamos por otro lado, probemos con responder “para qué pensamos?”, en principio parece una pregunta igual de difícil, pero ahora vamos a pedirle ayuda a Edward De Bono.

En su libro Aprender a pensar, De Bono afirma que “pensamos para dejar de pensar”, cuando leí esto por primera vez, enseguida pensé que era simplemente un juego de palabras para hacer reflexionar al lector o divertirlo, pero no, hay una explicación muy interesante detrás de esta afirmación.

De Bono usa la analogía del camino, una de sus favoritas, para explicarnos esto de “pensar para dejar de pensar”. El autor dice que en una situación hipotética, en donde nosotros vamos en auto por un lugar que desconocemos, estamos atentos al contexto, y miramos constantemente nuestro mapa (o GPS), buscando cuál es el camino que nos llevará a un terreno conocido. Estamos atentos a los eventuales atajos, evaluamos bifurcaciones, leemos carteles de tránsito, evitamos zonas peligrosas, etc., y todo esto lo hacemos, hasta que, por fin encontramos una calle que nos lleva directo al terreno conocido. En ese instante, cuando identificamos este escenario familiar, inmediatamente dejamos de preocuparnos por los atajos, bifurcaciones, carteles, zonas peligrosas, y demás. Ya no hace falta todo eso, estamos en “piloto automático” manejamos sin darnos cuenta que manejamos, porque conocemos el terreno y dejamos de prestarle atención a este.

Como mencionamos, esto es una analogía en donde, el terreno conocido representa nuestros esquemas mentales que usamos cotidianamente y la preocupación por encontrar ese terreno conocido representa nuestros pensamientos. Entonces, si aceptamos esto podemos decirlo directamente, pensamos hasta que encontramos un esquema mental que sirva como modelo de pensamiento como “caja” y usamos esa caja para dejar de pensar y activar el “piloto automático”, es decir, “pensamos para dejar de pensar”.

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Me llamo Hernan, soy profesor universitario porque me gusta aprender, y la mejor forma de aprender es enseñar. #Creatividad #Humor #Innovación #Emprendedorismo

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